La Organización de Estados Americanos (OEA) se encuentra actualmente celebrando su 53 Asamblea General en un contexto de aguda crisis y polarización, que ha sido característico durante la gestión del Secretario General Luis Almagro, quien asumió su cargo en 2015.

La organización multilateral con 75 años de historia, la más antigua del mundo, siempre fue digna de duras críticas. Sin embargo, las críticas dirigidas hacia la OEA en estos momentos son particularmente significativas.

Conformada por 34 naciones, esta institución se encuentra debilitada debido a la incapacidad de Almagro para resolver controversias políticas en la región. Incluso líderes de varios países han expresado su descontento con el funcionamiento de la organización.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha propuesto la desaparición de la OEA, argumentando que se encuentra en “ruinas”. Sugirió la creación de un nuevo organismo que no esté sometido a ninguna influencia externa.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha señalado que la OEA ha respaldado todas las invasiones y golpes de Estado ocurridos en América Latina y el Caribe en los últimos 70 años.

El mandatario de Colombia, Gustavo Petro, ha cuestionado el papel de la OEA en la crisis política que afectó a la democracia brasileña durante la irrupción del bolsonarismo en la plaza de los Tres Poderes.

Incluso el presidente de Bolivia, Luis Arce, ha declarado en 2021 que existen indicios de que Luis Almagro apoyó el golpe de Estado de 2019 en su país.

El embajador Héctor Arce ha lamentado la triste experiencia del golpe de Estado y la ruptura constitucional ocurrida en Bolivia en ese año. Durante la 53 Asamblea General, ha instado a reafirmar el compromiso con la defensa de la democracia.

La actuación del Secretario General de la OEA no es acorde con los intereses de los Estados miembros, ya que su enfoque se ha centrado más en cuestiones políticas que en la búsqueda de consensos dentro del marco diplomático y el respeto a la soberanía nacional.

La capacidad de la OEA para proteger la democracia en América está en entredicho. Además, se ha generado controversia en torno al fortalecimiento de la Carta Democrática Interamericana, el principal instrumento de promoción y defensa de la democracia en la región, aprobado en 2001.

Para Bolivia, esta famosa Carta Democrática Interamericana no fue invocada ni existió durante los eventos ocurridos en octubre y noviembre de 2019. Por el contrario, los responsables del golpe de Estado fueron recibidos calurosamente por el titular de esta organización.

Es evidente que la gestión de Almagro ha sido desafortunada y se hace necesaria una transformación en la OEA. De lo contrario, podría surgir la posibilidad de reemplazarla por otro organismo de integración, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que incluya también a Cuba y Nicaragua, países actualmente excluidos de la OEA.

La OEA debe responder a las demandas de los Estados miembros y adaptarse a los desafíos actuales, trabajando en pro de la unidad y la defensa de los principios democráticos en la región.

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